Cuando termina el verano, el paisaje de la isla cambia dando paso a una fascinante paleta de tonos ocres, rojos, verdes y castaños. Las lengas cambian su follaje y contrastan con el verde perenne de los coihues y los canelos. El azul del mar y el blanco de la cordillera de los Andes completan un escenario ideal para los amantes de la fotografía y la naturaleza.
Entre las actividades que se pueden realizar durante los meses de marzo, abril y mayo, el senderismo es sin duda una de las favoritas, ya que existen circuitos para todos los niveles de experiencia. El Parque Nacional posee sendas de fácil acceso y baja dificultad, para recorrerlas en familia o en compañía de adultos mayores. Otros lugares como la Reserva Natural Playa Larga, la Reserva Natural del Glaciar Martial, Laguna Esmeralda, y los demás senderos del Valle de Tierra Mayor, requieren más experiencia en trekking, buen estado físico y el equipamiento apropiado (vestimenta y calzados impermeables). En general, la temperatura promedio durante el otoño oscila entre los 4 y los 10 grados C, y las lluvias son frecuentes, por lo que resulta imprescindible contar con buena ropa de abrigo.
Para quienes buscan algo más relajado, hay navegaciones por el Canal Beagle que duran una hora aproximadamente, paseos en tren por el Valle del Río Pipo y buses turísticos que realizan circuitos por la ciudad con un guía. Por otro lado, si te tienta la aventura, tenés la posibilidad de realizar sobrevuelos en helicóptero, cabalgatas en los valles, canotaje, y buceo, entre otras actividades.
Si se desea conocer las otras localidades de la isla, se debe tomar la Ruta Nacional Nº 3 que conecta Ushuaia, Tolhuin y Río Grande. Se puede optar por alquilar un auto o contratar una excursión en vehículos 4×4, que recorren lugares de gran belleza escénica como el Valle Carbajal, el Mirador del Paso Garibaldi, el lago Escondido y el lago Fagnano.
Si se dispone de suficiente tiempo, también vale la pena visitar el norte de Tierra del Fuego, donde el paisaje cambia radicalmente y da paso a la estepa y el imponente mar Atlántico. Aquí el turismo rural, el avistaje de aves y los recorridos por cabos y sendas costeras son los principales atractivos.
Para acompañar todos estos viajes, la provincia te ofrece una gastronomía de primer nivel, con productos locales, platos gourmet, exquisita pastelería, y bebidas artesanales. El cordero, la centolla, la trucha y el calafate son imperdibles en una visita a Tierra del Fuego.
El otoño en el fin del mundo es una excelente época para darse una escapada al Sur y disfrutar de paisajes, emociones y recuerdos irrepetibles.