UNA ESCAPADA INOLVIDABLE AL SUDOESTE BONAERENSE
En esta región de la Provincia el perfume y el color de los campos de lavanda impregnan, desde la primavera hasta el inicio del verano, la serranía de Ventania y convierten el viaje en una experiencia sensitiva indescriptible.
Coronel Suárez tiene las condiciones óptimas para el cultivo de esta planta aromática: días cálidos, noches frescas y tierras con buen drenaje ya que “no le gusta tener los pies en el agua”, aseguró Leony Staudt quien administra, desde la década del setenta, el campo familiar El Pantanoso.
Los recuerdos de la Colonia Atkinson, fragancia de lavanda que se comercializó durante los años cuarenta y cincuenta, seguían activos en la memoria de Leony: “De chica yo siempre había escuchado que cerca de Coronel Suárez estaba la plantación de lavandas de esta marca”, rememoró.
Esa nostalgia de la infancia, la impulsó para que a finales de los ochenta junto a su marido ingeniero Bertrand Laxague iniciaran el proyecto Lavandas de las Sierras -IG: @lavanadasdelassierras-.
“Los primeros plantines los trajimos de Francia y del Vivero Andino Patagónico de Bariloche, cuyo gerente, Bruno Polastri, italiano y gran entusiasta, ya había trasladado desde Francia plantines de Lavanda Angustifolia y de Lavandines para propagar”, explicó.
Con el tiempo se sumaron otras aromáticas como Tomillo, Romero, Salvia Officinalis y Ajedrea, entre otras especies, distribuidas sobre una superficie de treinta hectáreas.
Con todos los sentidos
Lavandas de las Sierras, además de dedicarse a la producción de plantas, también ofrece servicios de turismo rural. El establecimiento abre las puertas de la Casa Escritorio para una escapada inolvidable en pareja o en familia.
“Durante la estadía se realiza una visita sin cargo a las plantaciones, donde explicamos el proceso de trabajo con los cultivos de lavanda y hierbas aromáticas. En la recorrida se pueden apreciar, sierras, valles, montes y arroyos, con vacas, terneros, y caballos que permiten palpar de cerca la vida de campo”, detalló Leony Staudt.
Se trata de una experiencia genuinamente rural que invita a conectar con el silencio, el descanso y la naturaleza del lugar: la electricidad funciona a motor a partir del atardecer y hasta alrededor de las 23:00 y no hay señal de WiFi.
“Se pueden recorrer a pie, por su cuenta, los potreros alrededor del casco de la estancia y presenciar la cosecha de la lavanda, desde el 5 de diciembre hasta principios de enero”.